sábado, 19 de noviembre de 2011

En todo blog hay una primera entrada

 En todo blog hay una primera entrada, y este no iba a ser menos.

Abro este nuevo blog por la imposibilidad de continuar con el anterior. No es que me lo hayan cerrado u olvidase la contraseña, es que no tiene que ver prácticamente nada conmigo. Fue abierto en los albores de 2008, con una gran tendencia por mi parte a no dudar de lo que me decían los señores con coche oficial y a creerme las alabanzas de quienes quieren algo de mí.
Así pues, cuando recordé que tenía un blog (en algún momento tenía que acordarme) releí lo que había ido publicando a lo largo del tiempo. Luego lo releí. Por último volví a leer con morbo algunos fragmentos concretos. Y me pregunté seriamente qué estaba consumiendo en el momento de escribir ciertas entradas y frases.
Por no hablar, además, de los experimentos con la interfaz y el diseño. Si había un gadget inútil que añadir, yo lo ponía.

Mi primera intención era reutilizarlo, solo tenía que cambiar prácticamente el 80%, borrar masivamente y revisar todas las descripciones. Claro que entonces sería como un blog distinto, nuevo, y me dije "¿entonces no sería mucho más lógico abrir uno realmente nuevo?
Alguien dijo una vez que se debe desconfiar de quienes ocultan su pasado y sus errores, postura que comparto instintivamente.

Así pues, esta es la primera entrada de este blog neonato. Un refrescante cambio que ya estaba tardando.

1 comentario:

  1. Sólo los estúpidos se avergüenzan de partir de un punto para llegar a otro, y la razón es simple: ellos suelen quedarse anclados en ese punto primero, girando sobre sí mismos como una peonza, mirándose el ombligo, abducidos por cantos de sirenas que los atraen a un vacío intelectual y personal que ellos creen llenar con falsos halagos, y al perseguir sueños y metas ajenos durante tanto tiempo, ya no recuerdan que nunca fueron los de ellos.
    ¡Un brindis por ese cambio y por el valor de reconocerlo en público amigo mío!

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