domingo, 4 de marzo de 2012

Crónicas de la ULPGC I

Tengo un mensaje para quienes piensen que a la Universidad se va a aprender: ¡Ingenuos idiotas!

¿Cómo pueden pensar una tontería así? Es como decir que al colegio vas a que te enseñen. Ahí sí que vas a aprender, generalmente a pesar de lo que te quieren enseñar.
A la Universidad se va a "prepararse para la vida laboral", según la versión oficial del Gobierno de Canarias. Según la teoría clásica se va para "alimentar la mente y el alma". Sin embargo, en la ULPGC no opera ninguno de esos motivos.

¿Para qué ir? En mi opinión, mejor sería quedarte en casa. Eso hice la mitad de la carrera, y me fue mejor que cuando fui durante la otra mitad. Fue un buen plan. Visto en retrospectiva, tampoco debí haber ido cuando trabajé para la ULPGC. Total, tampoco tenían muy claro qué querían que hiciese. Es decir, salvo todo lo que no le apeteciese hacer a otros.

Mis primeras experiencias con la Universidad fueron bastante agridulces. Primero tuve que decidir qué quería estudiar sin tener la menor idea de lo que estaba haciendo. Me habían dado unos folletos bien dobladitos y me habían dicho "Venga, elige tu futuro, tienes hasta que termine la hora". Hora que, en el Santa Teresa de Jesús, eran en realidad cincuenta minutos, de los que veinte se consumían en un descanso extra, reposo del profesor mientras pone las cosas sobre su mesa y charlas varias con las compañeras que se sentaban en primera fila.

Tras esa "concienzuda" elección, decidí poner Derecho como primera opción en mi matrícula. En realidad, como única opción. Todo el mundo ponía cinco opciones, por orden, no fuesen a quedarse fuera de una y no tuviesen plan de reserva. Yo no hice eso. A Derecho entrabas con un 5 y sin límite de plazas, con lo que con aprobar la PAU ya estabas dentro. Con solo dos opciones sobre la mesa, suspender o entrar directamente, poner más carreras habría sido malgastar tinta digital. O algo así.

Antes de la PAU, además, tienes la opción de ir a una jornada de puertas abiertas. Yo fui, más solo que la una. Mis compañeros de clase y los amigos del barrio que también fueron se metieron todos en la facultad de económicas, así que me fui a dar un paseo solitario hasta el final del campus, a Ciencias Jurídicas.
Eso, claro, después de coger la línea 25 y que el chófer me dejase pasar sin pagar, porque mi bono de estudiante NO funcionaba en esa línea en particular. Por lo visto la política en los negocios pesaba más que la lógica de usar un "bono estudiante" para ir a donde se estudia.

Esa primera experiencia se vio reforzada por la segunda, los tres días que subí para hacer los exámenes de "la PAU". Tres días de desorganización y descoordinación, de buscarse a uno mismo en listas y de "estudiar". Tanto estudié que ni me quedé más de diez minutos al último examen. Haciendo un cálculo sencillo ya debería tener el 5 de media para entrar donde quería, así que hice acto de presencia para que no me expulsasen (había que ir sí o sí a todos los exámenes), puse mi nombre en un papel y me largué de allí. Toda la mañana que quedaba del viernes para mí solito, que les aprovechase el examen a los demás.

A estas alturas, con solo cuatro visitas al campus en total, ya había aprendido varias lecciones fundamentales que la ULPGC tiene reservadas para quienes entran a formar parte de su ecléctica y mal avenida familia. Llegar hasta Tafira implica perder una hora y media, aproximadamente. Salir de allí puede ser un infierno en coche o una eternidad en guagua. Molestarte en llegar a tiempo es una tontería, probablemente seas uno de los cinco idiotas que lo hagan. Ni te molestes en aplicar la lógica, alguien ya decidió cómo se haría "eso", o a nadie le importa lo que opines, en cualquiera de los dos casos, ni te molestes.
Además, deja el gimnasio. Recorrer el campus de un extremo al otro te pondrá en forma, o te matará vía lipotimia por el calor y la deshidratación. Para evitar esto hazte guarda jurado del campus, tendrás coches ridículos y segways desde los que caerte. Pero sobre todo, ante todo, en primer lugar, jamás olvides que estás en un sitio en el que eres un extraño.

Hasta que sepan quién eres, qué piensas y a quién le debes algo, no serás tenido en cuenta. Porque no debes olvidar jamás que la ULPGC no es un lugar al que se va a aprender, es un lugar al que se va a hacer política, y, de paso, algunas otras cosas.